
Los encuentros, los lugares, las confesiones ocurrían en un orden exacto al que ella suponía ocurriría, así fue durante toda su historia (exceptuando el paréntesis). Era una especie de intuición, que con el pasar de los años, se volvió un hábito. Decidió aceptar con calma los ritmos vitales, pues para su interior, los hechos tenían un orden, que uniéndolos, traían, tarde o temprano, un sentido. Ella, sólo sabía sincronizarse al destino, como una pieza que a cada minuto se transformaba para volver a encajar.
Años tarde me di cuenta que no había sustancia mágica, ni poderes adivinatorios, era simplemente, que todo cuanto sintió, lo vivió como un regalo para el hoy, o un paso para el mañana.
cómo aproximarse a tanta sabiduría?... cómo llegar a "aceptar con calma los ritmos vitales, y lograr que en el interior, los hechos tengan un orden, y al unirlos, traigan, tarde o temprano, un sentido...?"
ResponderEliminarBella sincronía... bella
...Y las causas la fueron cercando
ResponderEliminarcotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando
poderoso, invencible...
En septiembre se va prima,,así que empecemos nomás a organizar la despedida
ResponderEliminarun beso
te quiero mucho
era mejor ser estudiante
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