Esta tarde, dos carpinteros componían música en el mismo árbol. Como una orquesta de cámara errante, los oboes con el peñacho desordenado, extrañaban a algunos instrumentos. El acordeón, un pequeño petrel que no estuvo en la sinfonía, volaba hacia el mar. Alas empapadas y el temporal que lo lleva a tu ventana, junto a las olas. Vidrio empañado con la respiración, una mirada austral en medio del rocío. Goteras...
Partiré de mi gélida tumba, para descansar en tu tibieza cuando las distancias y el tiempo me vuelvan inocuo, te devuelva a mis sueños encuentre, por fin, el remedio a la necesidad que nos acompaña y olvide las razones que justifican este inútil espacio entonces, tu sacrificio ignorado encontrará intérprete y a lo lejos...con mi sonrisa más amable te advertiré que lo andado se desanda lo dicho se desdice y lo soñado...
Muy bellos tus versos..
ResponderEliminarme los quedo.. para mira siempre con esos ojos tan claros.
Un abrazo
Saludos fraternos
Desde siempre, desde el principio...........
ResponderEliminarHasta siempre........
Esta tarde, dos carpinteros componían música en el mismo árbol. Como una orquesta de cámara errante, los oboes con el peñacho desordenado, extrañaban a algunos instrumentos. El acordeón, un pequeño petrel que no estuvo en la sinfonía, volaba hacia el mar.
ResponderEliminarAlas empapadas y el temporal que lo lleva a tu ventana, junto a las olas. Vidrio empañado con la respiración, una mirada austral en medio del rocío.
Goteras...
Partiré de mi gélida tumba, para descansar en tu tibieza
ResponderEliminarcuando las distancias y el tiempo me vuelvan inocuo, te devuelva a mis sueños
encuentre, por fin, el remedio a la necesidad que nos acompaña
y olvide las razones que justifican este inútil espacio
entonces, tu sacrificio ignorado encontrará intérprete
y a lo lejos...con mi sonrisa más amable
te advertiré que lo andado se desanda
lo dicho se desdice
y lo soñado...