miércoles, 28 de octubre de 2020

Frutillas


La memoria antojadiza vuela a otros tiempos , rescata  recuerdos sencillos y cotidianos....

Caminamos  por algún barrio  bajo ese calor perezoso, masticando frutillas dulces y jugosas. La vida es infinita, amable, tan simple.... puedo  verme hasta los pies en sandalias verdes.... libres, río contigo.


(Somos la suma de tantos instantes)


20 años después, no sospechábamos que transitaríamos laberintos internos, silencios complejos, preguntas desiertas, este agobiante encierro de contradicciones....No imaginábamos volvernos acertijos de donde querer escapar... descubriendo de qué misterio estamos hechos.

Años atrás, descalzas, inventabamos sueños y el futuro sabía a todo lo deseado, lo soñado, el mundo paciente, delicioso, disponible, esperándonos. 


Habitamos y deshabitamos  capas que ni sabiamos  traíamos puestas.

Hoy, dentro de los márgenes de ese “mañana”, somos parte de esta gran ironía planetaria, me divierte vernos desesperar, ajustarnos torpemente a  la incertidumbre... resistirnos y frustrarnos a este presente sin “futuro controlable”....fracturar los  opuestos y rogar fundirlos en una mezcla que vuelva a fluir, a pulsar.


Recuerdo entonces, que eso es la simpleza, caminar distraídamente el mundo, probando  frutos jugosos, sabores  frescos llenos de novedad, bebiendo la vida con todas las posibilidades abiertas...la tibieza, el verdor, el agua, las golondrinas dibujando hipotenusas...


¿Podremos  pactar  respetuosos ciclos, reinventar los  ritos, vernos la risa, volver a los pasos distraídos y sin  prisa? 


La reclusión colectiva, fraguará una mejor  humanidad? Saldremos desnudos y más honestos de este laberinto ? ...

La memoria antojadiza, ... se descalza, muerde una frutilla y río contigo.