sábado, 26 de enero de 2008

Anunciando la vida


Un aire enraresido acompaño toda esa semana de navegación, el cambio de mando, la nueva comandancia sumaban expectación a bordo del Videla, los ejercicios de inundación e incendio hacían que los días comenzaran de madrugada, el archipiélago, como nunca, solo trajo días de sol. Viajaban con nosotros nuevos rostros y energías, también fue la ultima navegación de amigos que partían transbordados a otras misiones.

Esa semana el aire fue tibio y dulzón, y nos llenó de novedades,...quizás fue la luna naranja y llena, o el año bisiesto, quizás la magia del archipiélago, que hizo de este enero, un anuncio de vida.


El Buque, en medio de la noche tibia, sacudió nuestro sueño, para cumplir la tarea de rescatar de las islas a una niña de 15 años que empezaba a dar a luz en un rincón del oscuro metahue. La niña en valientes silencios apretaba los labios si emitir quejido, mientras su utero se contraía 6 veces en 10 minutos. Nuestro Gigante de metal a toda maquina llevó a la parturienta hasta un puerto seguro, donde finalmente nacio su hija....

Desde esa madrugada, un pulso propio tomó el ambiente, como si el impetuoso vientre que pujaba por salir se ubiese quedado dentro de cada uno, las noches que siguieron a ese día, trajo colores nuevos a la tripulación, a todos los invadio la alegría, la luna nos invitaba al mar y en un baile único, saltabamos al agua como niños con ofrenda de labios, risa y amistad.


Hoy el rabioso gigante de metal, guarda en su interior un vientre de niña que vestirá de esperanza y vida nuestra labor.

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