domingo, 17 de agosto de 2008

Memoria

Suponía que ante su escasa memoria, ese pasado fértil e infinito traería abrigo y luces, lo suponía, a pesar de reconocer el vértigo, los huracanes y el agobio con el que también llegaba. (Sin embargo, siempre le daba la bienvenida, no podía resistirse, anhelaba el abrigo y las luces, tras el huracán). Como estaba acostumbrado su cuerpo, se amarraba a la tierra, cerraba los ojos y se aquietaba. De esta forma, al comenzar los torbellinos, se distraía saboreando sus mezclas, elegía uno, lo probaba, y de reconocerlo como propio, su memoria lo seguía, y en sorbos de aire, lo respiraba, hasta llenarse de esa sensación. Cuando esa embriaguez, pasaba a dolor, tosía una piedra disfrazada de llanto, el hueco que esta dejaba en su memoria, lo llenaba con risas y el dolor volvía a mezclarse en ese remolino, abandonándole.
Entonces, su cuerpo vencido, abría los ojos, y despertaba a la calma…aun, cuando sabía, que solo serían, huracanes, vértigo y agobio.

2 comentarios:

C. dijo...

a veces por poca que sea la memoria, se empenna en recordar lo que mas duele...

Ya teniendolo claro es hora de archivar ciertas cosas y recordar las que traen luz, como por ejemplo a la mireya

te dejo un besote

Soledad Burgos dijo...

prima, que sorpresa tus letras,,,de a poco se avanza en las sorpresas que traen las letras
muy bien,,,leerte está siendo un gran regalo
besos
te quiero