jueves, 9 de septiembre de 2010

Barbazul

"...Aquel viejo Barbazul era un niño grande. Se construyó una cabaña que tenía una gran ventana acristalada mirando hacia el bosque, para vivir solo y poder escuchar por fin al silencio. Un día que salió por leña se dejó abierta la puerta, y un precioso picaflor que volaba por allí, al ver a través de la ventana la claridad del bosque al otro lado, entró en la cabaña y se tropezó con el cristal donde él creía que solo había aire para volar. El picaflor se mantuvo en vuelo, batiendo desesperadamente sus alas contra aquella misteriosa barrera transparente; nunca se había visto en una así, porque aquella cabaña era algo nuevo y él era muy joven y no comprendía lo que pasaba. El viejo Barbazul oyó este batir y acudió a la cabaña extrañado. Cuando vio atrapado al picaflor, solo tuvo cabeza para quedarse maravillado con su belleza. Se acercó con cuidado y lo cogió entre sus manazas. “Puedo ver por fin un picaflor de cerca”, pensaba, y se sentía feliz. El picaflor, desconcertado, se mantuvo inmóvil mirando al viejo con sus ojos bellísimos, sin decir nada. “Ya tengo un picaflor”, mumuraba el viejo, pero inmediatamente se dio cuenta de su torpeza, porque entre sus manos el pajarillo moriría. De modo que manteniéndolo dentro de su puño izquierdo, apretado contra su pecho para que no volara asustado y sin rumbo, abrió con su manaza derecha la ventana, y extendiendo ahora la manaza izquierda, lo dejó volar libre"....

un cuento de mi amigo Jaime C.
"Por tanta noche, por el sol diario.
En compañía y en solitario.
Ala de colibrí, liviana y pura.
Ala de colibrí para la cura".

Muchas Gracias


3 comentarios:

olo dijo...

Si no es absurdo que llore un niño, ¿por qué va a serlo que llore un viejo?

jose furio dijo...

Gracias una vez mas por tu lindas palabra, desde Italia.

Rodrigo dijo...

"Lo que guardas para ti, ya lo has perdido. Lo que das es tuyo para siempre"