domingo, 26 de mayo de 2019

Sicilia

Desde Malta sobrevolamos el Mediterráneo para aterrizar en el norte de la Isla Italiana, Sicilia.  Al salir del hotel cercano al puerto, un camion arrolla a un motociclista, tras ayudarle a levantar la moto, y liberar su pie, él continua  su rumbo con un despreocupado “arrivederci”...dos cuadras después, otro camión destroza el espejo retrovisor de un auto pequeño, mientras tanto, la fila de autos apura con  gritos, rugir de motos y bocinas el tráfico; “bienvenidas a Palermo”!
Estamos en la caótica capital de la mítica isla de la mafia. Recorremos sus calles principales;  Vittorio Emanuele, cuatros esquinas, la fuente de Petroria, la verguenza, su catedral e iglesias. Recorremos sus calles revueltas,  herederas de árabes, bizantinos, normandos y españoles, una mixtura cultural que permanece viva en personajes y aromas. Se respira esa mezcla en sus calles angostas y empedradas, se evidencia en las  túnicas africanas, turbantes, música, tabaco y motos apurando tu paso.
Nos perdemos en la periferia y caemos en las estrechas ferias callejeras que a diario se levantan a los pies de impresionantes cúpulas barrocas o castillos normandos....en esa mezcla eufórica, la sed se sacia con vino o un refrescante Jugo  de “naranjas rojas” recién exprimidas. Pruebo las mejores aceitunas de mi vida, hay decenas, algunas marinadas en ajo, oliva y ají, ....deliciosas.  

Cruzamos puestos de berenjenas gigantes o impactantes peces espadas.  
Mientras un grupo de elegantes italianas en vestidos y tacos, se levantan las faldas para no tropezar con  restos de pescado o verduras del suelo húmedo, para luego perderse en una iglesia centenaria a celebrar un matrimonio.... Caminando probamos  hojaldre relleno de ricota (cannoli) o masas de pistacho, helados de limón o chocolate y el sabor se engrandece entre gritos, acordeón, regateo y exageradas ofertas de gentiles italianos, que cada 20 min, detienen  sus labores para fumar, besarse o sonreír..... 
Palermo nos sabe a vino, mozzarela de búfalo, rúcula, tomate y prociutto,  a café espeso e intenso, a un caos maravilloso,  un gozo gastronómico y visual que hacen alucinar y enamorarse de esta isla. 
Palermo es un contraste entre la marginalidad en suburbios con balcones atestados de ropa, migrantes y basura  con la grandeza de iglesias, castillos y fuentes de antiguos imperios... una isla contradictoria y alucinante, donde se integran el tiempo y las diferencias, donde converge oriente y occidente, donde todos caben...Sicilia...una maravilla en el mundo en medio del Mediterraneo, que merece la pena 







HG

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