viernes, 18 de julio de 2008

Resonancias

Siempre los días traen algo que nos resuena, y nos hace pensar….
Esta semana es la señora María de la isla Chaulinec, la que sigue resonando. Anciana silenciosa, sencilla, con sonrisa de escasos dientes. A sus 20 años salió de la casa de su padre a la casa de su marido, parió sin ayuda 9 hijos, a tres vio morir, con 8, 30 y 180 días respectivamente, fue “como hombre pal¨ trabajo, hachando, mariscando, sembrando papas, picando leña, creciendo críos”.
Su “hombre”, la golpeó toda la vida; con palabras, abandonos, alcoholizado y no, con palos, con puños, con sexo, con hambre. Había días, cuando “se ponía malo” que la expulsaba de la casa, ella con sus niños, subían al monte a pasar la noche, al amanecer una vez dormido, regresaban.
La conocí por su muñeca rota, venía a buscar algo para ese dolor de 3 meses que no pasaba, era la secuela de la última fractura que le dejó una golpiza, la última, pues hace 3 meses, ella lo dejó. María, a sus 73 años, y después de 50 años de matrimonio, lo dejó.
Y lo que me resuena, no son sólo sus golpes, sino su mirada, como un cuerpo de 73 años, puede tener unos ojos de recién nacida, unos ojos valientes, que decidieron, que ya!, que no más!, después de 50 años de maltrato, no aguantaría más, esos ojos, sin miedo, y en una extraña paz, anunciaban; hoy tengo de regreso mi dignidad, mi libertad.

Me asusta la violencia excusada en el amor, me asusta, porque está tan cerca y tan despiadadamente camuflada en valores como compasión, comprensión o cariño… y no es más que maldita violencia.

Me resuenan sus ojos, su extraña y desesperantemente tardía libertad. Me asombra, el tiempo, esa larga espera que una mujer aguanta, hasta comprenderlo.



8 comentarios:

Soledad Burgos dijo...

tienes razón prima, la violencia se contiene muchas veces en la compasión, en la espera y en la torpe mala costumbre de creer desde el pecho que no merecemos más…
por supuesto viene esa señora de años largos y nos susurra que la libertad no tiene escaleras, sino puertas
te quiero.

Anónimo dijo...

¡Qué valiente mujer!, cuando la veas dile que me siento feliz por ella, que la admiro por su capacidad para mirar con esperanza esa vida nueva que le espera, por levantarse y recuperar esa dignidad, adormecida por tantos años de golpes y malos tratos.
¡Bienvenida a la vida!

Anónimo dijo...

La vida nos ofrece libertad que muchas veces no la queremos tomar, quizas por miedo por incapacidad, por comodidad,por resignación, o tal vez por imitación. No lo sé, Lo importante es aceptar esa libertad que alguna vez alguien se la dió. Nunca es tarde para empezar de nuevo.
besitos. yoco

Anónimo dijo...

Me gusta leerte y admirar, desde el anonimato, la labor que realizas. Pero en estos casos vemos que hay muchos más héroes anónimos de los que pensamos. El aguantar tanto ya sea por amor, por convencionalismos, por poca formación también convierte a esta señora en una heroina (y no sólo para sus hijos).

A veces la mejor medicina es la comprensión y el cariño.

Sigue así.

Un saludo

Anónimo dijo...

uf!"

canastafamiliar dijo...

cada loco con su tema

que irá a ser del marido?

ojalá en vez de arrepentirse haga algo por su vida.

nos vemos loca

Nati dijo...

Me asusta a mi tambien, y es que me suena tan familiar y cercano, que hay dias en que no logro reconocerlo, situarlo fuera de mi y mirarlo simplemente como lo que es. Pura violencia.

Nati dijo...

Me asusta a mi tambien, y es que me suena tan familiar y cercano, que hay dias en que no logro reconocerlo, situarlo fuera de mi y mirarlo simplemente como lo que es. Pura violencia.