
Los encuentros, los lugares, las confesiones ocurrían en un orden exacto al que ella suponía ocurriría, así fue durante toda su historia (exceptuando el paréntesis). Era una especie de intuición, que con el pasar de los años, se volvió un hábito. Decidió aceptar con calma los ritmos vitales, pues para su interior, los hechos tenían un orden, que uniéndolos, traían, tarde o temprano, un sentido. Ella, sólo sabía sincronizarse al destino, como una pieza que a cada minuto se transformaba para volver a encajar.
4 comentarios:
cómo aproximarse a tanta sabiduría?... cómo llegar a "aceptar con calma los ritmos vitales, y lograr que en el interior, los hechos tengan un orden, y al unirlos, traigan, tarde o temprano, un sentido...?"
Bella sincronía... bella
...Y las causas la fueron cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando
poderoso, invencible...
En septiembre se va prima,,así que empecemos nomás a organizar la despedida
un beso
te quiero mucho
era mejor ser estudiante
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